El alcalde de Betancuria, Marcelino Cerdeña, explicó que el municipio “gana un espacio de valor histórico, pero también un complejo que servirá para dar a conocer mejor los valores naturales y patrimoniales, además de poder atender mejor a nuestros turistas y desarrollar actividades culturales para todos los vecinos”. Mientras que el consejero de Cultura y Patrimonio Histórico, Juan Jiménez, señaló durante la inauguración que “próximamente quedará finalizado también el edificio del Museo Arqueológico Insular, contribuyendo entre ambas edificaciones a realzar y difundir Betancuria y toda Fuerteventura”.
La inauguración del Espacio Cultural y Patrimonial de Betancuria contó con la participación del fotógrafo José Luis Alday, que presentó una selección de trabajos suyos relacionados con arquitectura, historia, etnografía y naturaleza de Betancuria: “son parte de una labor de más de tres años, que me ha permitido recorrer y fotografiar rincones de todo el municipio. En total son unas 120 fotografías que integran una publicación específica sobre Betancuria. Lo que se puede ver en este espacio es sólo una tarjeta de presentación de esa publicación que próximamente verá la luz”.
Por su parte, el presidente del Cabildo, Mario Cabrera, recordó que “desde hace años y de la mano del Ayuntamiento hemos puesto en marcha un plan de trabajo destinado a potenciar Betancuria y sus elementos patrimoniales. Eso nos ha permitido trabajar en Morro Velosa, reformado hace unos meses, ampliar y mejorar todo el entorno de la Vega de Río Palmas y su ermita, rehabilitar también en Valle de Santa Inés y elementos patrimoniales del propio casco de la Villa. El de hoy es un paso más, que se complementa con el Museo Arqueológico, ubicado muy cerca”.
Historia. El nuevo espacio cultural y patrimonial está ubicado en una antigua vivienda cuya construcción está fechada en el siglo XVI e integrada en el conjunto histórico de Betancuria. El Cabildo de Fuerteventura y el Ayuntamiento de Betancuria rehabilitaron este antiguo inmueble para acondicionar en su interior el nuevo espacio cultural, patrimonial y de información turística.
La singularidad de esta vivienda radica en su antigüedad y también en su tipología arquitectónica tradicional majorera, destacando de manera especial una entrada principal caracterizada por un pórtico de cantería de arenisca blanca con una serie de motivos únicos entre las viviendas históricas de la isla. Esta característica se ha visto reconocida con la integración del inmueble en el Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Betancuria, y con su catalogación como Bien de Interés Histórico. En el circuito de visita turística de Betancuria, el ayuntamiento tiene señalada esta vivienda como la Casa del Zapatero, haciendo referencia al oficio de un antiguo morador.
La rehabilitación de la casa, ubicada en la calle Roberto Roldán, obedece a la necesidad de dotar a Betancuria de un nuevo centro de información y actividades culturales. La Capital Histórica de Canarias recibe diariamente muchos de visitantes interesados en conocer las particularidades de la historia, la cultura y el patrimonio de Fuerteventura, información que se encontrará integrada y detallada en el nuevo centro.
Rehabilitación-reconstrucción. El interés histórico y patrimonial de esta antigua vivienda, así como su avanzado estado de deterioro, justificaron la realización de este proyecto. La tipología de la vivienda destaca por su cubierta a dos aguas, de madera de tea y acabada en teja árabe, y especialmente por su entrada principal, franqueada por jambas de arenisca blanca (roca de origen organógeno) y el remate de su pórtico en un dintel ornamentado con motivos semicirculares, similares a los de la portada de la iglesia de Betancuria, pero únicos dentro de la arquitectura civil majorera. La casa cuenta con una sola planta, y se le presuponen distintas ampliaciones hasta alcanzar su última configuración, en que contaba con hasta tres estancias y dos almacenes en torno a un patio interior en forma de L.
La rehabilitación-restauración del inmueble se llevó a cabo de manera minuciosa, desmontando los antiguos materiales y utilizando estos mismos, especialmente la piedra, para volverlos a levantar siguiendo su configuración original, de manera que, en cierto modo, el proyecto lleva aparejado un componente importante de reconstrucción. La estructura mantiene las tres estancias principales de la casa, pero reordenadas como salas expositivas. Además, se habilitaron tres aseos, un vestíbulo, un patio, una terraza y un corredor, para una superficie total de 248 metros cuadrados.
El Museo Arqueológico y Etnográfico de Fuerteventura. El Museo Arqueológico y Etnográfico de Fuerteventura ultima los trabajos de construcción, que han supuesto una inversión de 1 565 063 euros, procedentes del Cabildo de Fuerteventura. Este Museo Arqueológico es una de las infraestructuras que, en el ámbito cultural y de la innovación, ha impulsado el Cabildo, como el Auditorio del Edificio de Formación y Congresos, el Parque Tecnológico, el Archivo Histórico Insular o el Museo del Queso. La apertura de este edificio permitirá trasladar el fondo arqueológico y etnográfico que guarda y se expone en el actual museo, emplazado también en Betancuria, justo enfrente de la nueva infraestructura, a un nuevo espacio mucho más amplio, moderno y versátil. Esta ubicación supone además, que los espacios expositivos ofrecen una espectacular visión del conjunto de la villa, presida por la iglesia de Santa María.
El nuevo Museo Arqueológico, Histórico y Etnográfico Insular ocupa un espacio total de 3600 m2, en pleno centro administrativo y turístico de la localidad. Se ubica en una parcela propiedad del Cabildo con su frente dando a la calle Roberto Roldán (travesía de Betancuria), que corre paralela al barranco, y su lateral en la calle Amador Rodríguez. Entre las soluciones técnicas que aporta el proyecto están concentrar la edificación en la ladera trasera al actual Museo, liberando el resto de la parcela; la creación de un escalonado que permita el acceso a tres niveles diferentes directamente desde la calle Amador Rodríguez, sin que en ningún momento haya más de una planta y media de altura sobre la rasante original del terreno; y en definitiva creando un volumen edificado que quedaría semienterrado y formando terrazas escalonadas en la pendiente. Estas terrazas servirían de acceso y conexión entre las plantas, pero también como espacio de espera y estancia en los recorridos museográficos, teniendo como principal visión protagonista desde ellas la iglesia de Santa María de Betancuria.