En la constante búsqueda de señas de identidad que relacionen la pervivencia en las costumbres actuales, de una población que se estableció en las Islas a partir de la Conquista, con la primitiva civilización aborigen, extinguida o absorbida por aquellos que desde lugares lejanos implantaron la suya, resulta muy difícil encontrar testimonios de manifestaciones culturales heredadas de un pueblo que durante siglos pobló las Islas y dejó en ellas huellas materiales e inmateriales que tratamos de conservar por todos los medios, perviviendo solo algunas manifestaciones, como pueden ser: la lucha, el palo, algunas costumbres festivas, escasas formas de lenguaje, toponimia y poco más, apoyando esta pervivencia en los yacimientos, en muchos casos expoliados y abandonados o en la visita a algunos museos.
Los encuentros y posteriores desencuentros de dos culturas antagónicas en la que prevalece la de los “vencedores”, la podemos encontrar en algunas manifestaciones de la cultura material aborigen como puede ser la alfarería, pero llama especialmente la atención la utilización generalizada en Gran Canaria hasta época reciente de los llamados molinos de mano, presentes en gran parte de las viviendas hasta hace muy poco tiempo.
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