Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

MARTÍN FERNÁNDEZ NEDA, Rafael (1833-1905).

Lunes, 01 de Julio de 2019
Jorge Rodríguez Padrón
Publicado en el número 790

Poeta n. en La Orotava (Tenerife) y m. en Madrid. Curiosas contradicciones se dan en los documentos de bautismo, donde aparece bautizado una semana antes de su verdadero nacimiento, y donde se observa que adopta el segundo apellido de su madre. Huérfano de madre aún niño. Estudia en el Instituto de La Laguna (Tenerife).

 

En 1852 publica sus primeros poemas en El Noticioso de Canarias* y en El Eco del Comercio*. Y ese mismo año viaja a Portugal, tal como se deduce de sendos poemas que publicó en el primero de los diarios citados, como despedida de la isla y del Valle de La Orotava; y de otro que, desde Portugal, envía a El Eco del Comercio. Estudia Derecho en la Universidad de San Fernando de esa ciudad, entre 1854-1856, mientras sigue publicando sus poemas. En 1859, embarca para Alicante y desde allí seguirá hasta Madrid. Pero estará apenas un año. En 1861, se publica en El Eco del Comercio un poema suyo firmado ese mismo año en La Orotava. Probablemente volviera a Madrid en 1862. Allí fija definitivamente su residencia y publica, en 1865, su único libro: Auroras. Viajes ocasionales a Francia y Suiza. En 1905, víctima al parecer de una depresión por la temprana muerte de su mujer, la también poeta Carmen González del Castillo, el escritor decide quitarse la vida. Vinculado a los poetas románticos y regionalistas de Tenerife; se reconoce también próximo a poetas como Goethe o Klopstock, Heine, Hugo o Lamartine, a todos los cuales traduce. Pérez Galdós* hace una detenida  lectura de su poesía, en "De un canario a otro", ensayo que se publica en La Nación y en el periódico grancanario El Ómnibus*. Entre los poemas destacados de este autor se citan: “El doncel de Mondragón”, poema épico-jocoso, escrito junto a los poetas Fernando Final y Agustín Guimerá, que firmaron como Aned-Nalif-Riugame (sus respectivos apellidos escritos al revés), “Romance de la Romería de San Isidro de La Orotava” (1861), “La sombra de la conciencia”, “Es la patria el árbol santo” o “El día de difuntos”, a la memoria de su madre. También como prosista lo destaca Sebastián Padrón Acosta* que cita, entre otros, “La cruz quemada” y el relato de costumbres El balcón del chantre, escrito entre 1854-1855, en el cual el autor hace un retrato muy sugestivo de la vida en La Laguna de 1800.

 

 

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