En las primeras páginas, ya se nos dice que Isla Nacaria (también reminiscencia fonética de Nivaria) es “una sucesión irrompible de infinitos latidos, una audacia alucinada y conjunta que sustituyó los alisios en el empeño de acelerar el cabezoneo de los navíos rumbo a Britania”. Más adelante, la vemos como “una gota oscura entre las aguas, una gota que permanecía en el océano lenta e irremediablemente”.