Y hacia 1898 el matrimonio pasa a vivir en Santander. Ildefonso Llorente fue también poeta, aunque al parecer mediocre. Llegó a colaborar ocasionalmente en algunos periódicos y revistas de Tenerife; y hasta dirigió El Eco del Comercio* o el semanario literario La Guirnalda, publicaciones en las que Isabel Poggi publicaría algunos de sus poemas, incluso antes de su matrimonio. La escritora murio en Ávila, ya viuda, como se recoge en una necrológica de Gaceta de Tenerife. Si atendemos a lo que señala Sebastián Padrón Acosta*, Isabel Poggi colaboraría también en El Museo Canario* y en El Eco de La Laguna. Su poesía, refiere Padrón Acosta, que nunca se recogió en libro, era ya postromántica, de clara tendencia filosófica y de preocupación social (“La verdad”, “El mundo y el recién nacido”). Trata otros temas, tal se observa en otros poemas: las estancias de “Una noche serena” o las décimas de “A las horas” o “Súplica”; y de temática religiosa (“Misericordia, Dios Santo” o “A la gloria”), textos que destaca también Padrón Acosta, quien señala que fue notoria la prosa testimonial de la escritora, de evocaciones y recuerdos, y en donde se refiere a la situación de la mujer en la sociedad de su tiempo. José Miguel Perera ha profundizado en su vida y su obra en un ensayo de la revista de la Academia Canaria de la Lengua.