Abogado en la Audiencia Territorial de la isla; en 1675 se le nombra Teniente de corregidor; pero apenas está dos años en su puesto. Renuncia a él para dedicarse a la carrera eclesiástica y se ordena sacerdote en 1688. Visitador general de La Gomera y de El Hierro. Vicario en La Palma y letrado asesor del Cabildo. Viera y Clavijo* se refiere a las dotes de predicador que siempre tuvo y, como poeta, lo considera el Calderín Canario: uno de nuestros más insignes poetas. Por lo que hace a su trayectoria literaria, se inclinó en particular por la poesía dramática y fue autor de notables loas y comedias, en las celebraciones del Corpus, de la Navidad y de la Bajada de la Virgen. Sus loas sacramentales datan de 1688, 1689 y 1691; de 1685, 1690, 1695 y 1705 son sus loas a Nuestra Señora de las Nieves; y de 1702 es su loa al Admirable Nombre de Jesús. Como poeta conceptista, es autor de diversos Sonetos (1688): “Desengaño al entendimiento de apariencias humanas” o “Al capitán Diego de Ponte y Llarena”. También es autor de composiciones celebratorias: “A los héroes alemanes de Viena” (1683), “A las rotas del turco con Hungría” (1684) o “Invectiva al Gran Visir” (1686). Poesías diversas se recogen en Poesías (1632-1707).
Portada: edición de rescate de los años 40 del siglo XX