El término vuelta de ganado se aplica a un terreno de secano, en general arrifes y baldíos donde proliferan hierbas y arbustos para la alimentación de los ganados (también se pueden incluir terrenos bajo siembra). Desde el punto de vista de la propiedad, en general se trata de un derecho a poder pastar los ganados en parajes concretos con carácter permanente o en determinadas épocas, bajo unas condiciones impuestas por la tradición oral o escritas desde tiempo inmemorial, que se podía obtener por transacciones o herencias. Se puede ser dueño del terreno para su labor y a la vez con derecho para pastar en él junto a otros propietarios-ganaderos, o bien de uno u otro de forma independiente. En general, una vuelta de ganado suele ser una parcela más o menos extensa, con distintos dueños, en la que la propiedad es parcial o total y el uso mancomunado.
Sobre este concepto, así como sobre muchos otros aspectos que lo rodean, versa el nuevo trabajo del cronista de Ingenio (Gran Canaria) Rafael Sánchez Valerón, que pretende dar a conocer un aspecto específico de la tradición ganadera y pastoril localizada en el este de Gran Canaria, en su mayor parte en la jurisdicción municipal de Ingenio, así como los conflictos que en torno a estos territorios de pastos se suscitaron entre los propietarios de las tierras y los que con sus rebaños pretendían ejercer el derecho consuetudinario de pastoreo.
Todo lo que se refiere al ganado, lugares de pastoreo y labores anexas forma parte del legado etnográfico canario, y particularmente del grancanario. Usos, costumbres, tradiciones y toponimia en torno a ganados, pastores y ganado guanil, así como otras interesantes muestras de cultura popular en torno a las marcas o la diversidad de nombres en relación a la fisonomía de las cabras, constituyen hoy una rica herencia que conviene rescatar y divulgar como señas identitarias de nuestro pasado.