El médico Anatael Cabrera Díaz (nacido en 1868 y fallecido en 1943) nació y vivió en el municipio de San Cristóbal de La Laguna, en Tenerife. A pesar de su formación médica, era un apasionado del mundo de la entomología que destacó por sus investigaciones centradas en los Himenópteros (abejas, avispas y hormigas de Canarias). Gracias a su trabajo y dedicación logró recolectar una gran cantidad de insectos, formando una gran colección entomológica de Canarias. Además, entre las donaciones que posteriormente hizo a instituciones, como el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife o la Universidad de La Laguna, también se incluyeron numerosas cajas entomológicas y especímenes intercambiados con otros expertos internacionales. Incluso, llegó a contribuir al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid con hallazgos arqueológicos del norte de Tenerife, creando una herencia que fusionó la entomología y la arqueología enriqueciendo así las colecciones científicas nacionales. Lo que Anatael no sabía, es que tras su muerte, su legado entomológico seguiría dando sorpresas a la ciencia. Entre esa gran cantidad de especímenes que recolectó, se encontraban varios ejemplares de una abeja desconocida para él, capturados en la localidad de El Médano en la década de 1930 y que nunca llegó a identificar.
El tiempo siguió su curso y esta abeja descansó durante varias décadas en una de sus cajas entomológicas hasta que, en 1973, cuando ya habían transcurrido 30 años desde el fallecimiento de Anatael, el destino quiso que esa caja fuera a parar a manos de un ornitólogo y entomólogo alemán especialista en abejas llamado Klaus Warncke (1937-1993). Tras un exhaustivo estudio de los ejemplares capturados por Anatael, Klaus logró describir una subespecie única en el mundo que pasaría a convertirse en un endemismo de la isla Tenerife. A esta nueva subespecie de abeja la bautizó como Melitta aegyptiaca clusia en su publicación Die westpaläarktischen Arten der Bienenfamilie Melittidae (Hymenoptera) (traducido del alemán como Las especies paleárticas occidentales de la familia de abejas Melittidae (Hymenoptera).
Sin embargo, tras su descubrimiento, la especie se volvió un misterio para los entomólogos. De los ejemplares que fueron recolectados, uno de ellos se encuentra en el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, recogido en 1957 por D. José María Fernández López, y el último ejemplar del que se tienen registros fue recolectado escasos años después de su descripción, en 1978, en la misma localidad de El Médano, y actualmente se conserva en la colección entomológica de la Universidad de La Laguna.
Desde entonces, no ha vuelto a ser encontrada y nadie ha sabido qué ocurrió con esta especie. ¿Cabe la posibilidad de que se haya extinguido definitivamente? ¿Seguirá volando cada primavera entre las dunas en busca de las flores de corazoncillo? Quién sabe si aún existe la posibilidad de que esta abeja tan especial siga viviendo en el sur de Tenerife. Lo que sí sabemos con bastante certeza, es que, historias como la de Melitta aegyptiaca clusia ponen en valor la importancia de las colecciones biológicas y su papel tan relevante tanto para la investigación científica como para la preservación del Patrimonio Natural. En definitiva, son una fuente invaluable de información sobre la vida en la Tierra y registros del pasado que ayudan a comprender nuestra historia.
Recursos
Biologiezentrum Linz Oberoesterreich (2024). ZOBODAT (Zoological Botanical Database). Occurrence dataset https://doi.org/10.15468/ynjblx accessed via GBIF.org on 2024-05-15.
https://www.gbif.org/occurrence/3885146653
Fotografía de Klaus Warncke: https://www.zobodat.at/personen.php?id=3524
Warncke, K. (1973). Die westpaläarktischen Arten der Bienenfamilie Melittidae (Hymenoptera)
Alberto González Rodríguez es conservador del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife. Agradecimientos: A Carlos Ruiz Carreira y Gustavo Peña Tejera por su asesoramiento y sugerencias sobre el tema del artículo.