Revista n.º 1101 / ISSN 1885-6039

El principio del Mundo

Martes, 1 de abril de 2025
Juan Francisco Pérez Moreno (recopilador)
Publicado en el n.º 1090

Este asombroso relato sobre la creación de la vida desde Canarias fue recogido de la tradición oral por Juan Francisco Pérez Moreno. Sandra González Reina (margullito) ha querido ilustrarlo con cuatro hermosas imágenes inspiradas en él.

Cha María Bentayga sobre la Luna

Al principio el Mundo no era mundo, sino Munda, porque sólo estaba Cha María Bentayga sobre la Luna.

Cha María Bentayga tuvo un hijo, y decidió crear el Sol para tenerlo caliente. Cogió todas las aguas del parto y las juntó, formando todas las aguas que hoy conocemos. El Sol estaba contento, pues él era la primera creación.

El hijo se aburría, así que hizo una semilla y la soltó en el agua. Esta semilla germinó y creció, convirtiéndose en un hermoso ejemplar de pino canario con sus ramas bien frondosas. Pero esto, al hijo de Cha María Bentayga, aún le parecía demasiado sencillo y con parte de las ramas fue creando todos los tipos de árboles que conocemos.

Hijo calentado por el sol

Sol y pino

No conforme con eso, el niño empezó a crear bichitos generando cierta envidia en el Sol, pues el chiquillo ya no se fijaba en él. De los bichitos, el muchacho creó animales más grandes que solamente podían caminar por las ramas… y así fue que se decidió a crear pájaros, para verlos volar de una rama a otra.

Fue al final que nos hizo a nosotros y es por eso que debemos respetarlo todo, pues Todo está creado antes que nosotros.

El Pino siguió creciendo, y llegó tan alto que un día rozó al Sol. A este último entonces le dio tanto coraje que lanzó un rayo contra él. Como consecuencia, el Pino se partió. Nuestra isla es el tronco del Pino. Las islas que vemos a lo lejos son las ramas que cayeron al mar. Los animales que conocemos en la tierra son los que cayeron en el tronco y que vemos en ella. Los que se precipitaron a la mar son los que en ella están. La tierra es la carcoma del Pino. Las piedras son las gotas de su resina. Los volcanes son como las brasas empalambradas (*) que se avivan con el viento. Las estrellas son las chispas de esa Primera Explosión, y es por ello que aún vemos algunas de ellas recorrer los cielos en la noche.

Después de nosotros, fueron hechos de barro los otros hombres y los curas. Nosotros fuimos los primeros, pues nos crearon en el árbol, y la tierra apareció después de que lo hiciéramos nosotros.

Volcán como las brasas empalambradas


* Empalambrada: ardiente. Arder algo con llamas bruscas (Valleseco y San Mateo); pelea empalambrada (Firgas) (La Provincia, pregón en honor a Ntra. Sra. la Virgen del Pino, 2014. "Palabras de ayer y de hoy para una Virgen del siglo XXI": Gonzalo Ortega Ojeda). Agradecemos esta información, así como el acercamiento a este texto, al compañero Evaristo Salvador García Rodríguez.


El recopilador de esta historia, Juan Francisco Pérez Moreno, la aprendió de Amalia Pérez Domínguez (1890-1970), hermana de Juan, su abuelo paterno. Ambos son los de la foto.

Juan y Amalia Pérez Domínguez

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