Revista n.º 1101 / ISSN 1885-6039

Dibujo de La Tronera de La Higuerilla o del Reparto

Jueves, 16 de enero de 2025
Domingo Oliva Tacoronte
Publicado en el n.º 1079

El agua se distribuía por la acequia de la calle Drago y la de la calle del Agua, que baja ostensiblemente de nivel y riega toda la ladera norte del lomo sobre el que se asienta Gáldar, los diferentes lomos hacia la costa y Los Llanos.

La Tronera (foto: https://turcon.wordpress.com/)

La importancia de La Tronera en la vida cotidiana y la historia de Gáldar (Gran Canaria) la convirtieron en un punto neurálgico desde los primeros tiempos tras la conquista. Se localizó en un lugar estratégico, a la entrada del pueblo, encima de cualquiera de las casas, de forma que con sus aguas se podía abastecer tanto a la población como a las huertas, que entonces ocupaban la mayor parte de la superficie del lomo sobre el que la villa se asienta. Lugar señalado, por él se comenzaba la división del término en cuarteles para la ejecución de cualquiera de las acciones que se iban a realizar por parte del ayuntamiento. La lámina a que nos referimos, primera imagen conservada de La Tronera, hoy llamada del Reparto, y durante los siglos XVIII, XIX y XX, al menos, de La Higuerilla, se encuentra incluida dentro del expediente signado con el n.º 7734, correspondiente a los Procesos civiles y penales de la Real Audiencia de Canarias, conservados en el AHPLP, y descrito de la siguiente forma:

Expediente de Isidro Tovar y Francisco Quesada, vecinos de Gáldar, quejándose de Miguel Martín, Alcalde de Aguas del Heredamiento de la Vega Mayor, de las diligencias contra ellos acerca de haber echado tanta agua por las calles del Drago y de San Miguel que quedaron intransitables, y expediente del Alcalde de Aguas. Dibujo de la cantonera, suelto, sacado para colección. 1811.

Plano de La Tronera original

1. La orientación y la leyenda. Si atendemos a la disposición del texto aclaratorio del dibujo, es evidente que está mal orientado con respecto a la realidad, de forma que hay que girarlo 180 grados. El agua, en el original, parece entrar desde el oeste, es decir, desde la Plaza, cuando en verdad lo hace desde el este. Correctamente orientado, en la parte superior está el oeste y la iglesia; en la inferior, el este y La Montaña; a la izquierda, el sur, el cercado de La Higuerilla y la calle Larga; y a la derecha, el norte y el mar.

TEXTO DE LA LEYENDA

Rallo de la quartade agua por una parte y otra numero... 1

Rallo de la asada…………… 2

Rallo de la media asada…… 3

Voca de la tronera…………. 4

Tronera……………………… 7

Sequia (acequia) que va por la calle de lagua……………………. 8

Sequia que va por el callejon del drago………………. 9

Sequia Real que entra a rrepartirse a la tronera……… 10

Torna que va a lo de los castillos y seguida con duse a la del drago………... 5

Torna de los castillos…….. 11

2. La Tronera. Más interesante que el hecho puntual que se juzga son las conclusiones que podemos sacar acerca de las características y el funcionamiento de los heredamientos de aguas de Gáldar y de la propia tronera. Por ejemplo, los distintos heredamientos y sus acequias estaban conectados. La Tronera recibía las aguas procedentes de los diferentes heredamientos a través de una única acequia, la Acequia Real, por lo que aquellas debían verterse sobre esta a lo largo de su recorrido desde el este. El recipiente generalmente (en las declaraciones) se llama cantonera y, en ocasiones (en el plano), se designa como la tronera, que son -en las declaraciones- las que hoy llamamos bocas, y -en el plano- rallos, por lo que el desplazamiento semántico es evidente. Cuando los textos, anteriores y posteriores, hablan de troneras de La Higuerilla, pensamos que se trata de varios recipientes, pero -a la luz de lo reflejado en estos documentos- es palmario que hay solo uno y que con troneras se refieren a las diferentes bocas o salidas, los rallos.

El agua se distribuye por la acequia de la calle Drago, que hace una azada, y la de la calle del Agua, que hace hasta tres. Esto se explica porque la primera apenas baja de nivel tras salir del recipiente y sirve para regar el lomo y la ladera sur del pueblo, hasta llegar al barranco. Mientras, la segunda baja ostensiblemente de nivel, y con sus aguas se riega toda la ladera norte del lomo sobre el que se asienta Gáldar, los diferentes lomos hacia la costa y Los Llanos. Cada acequia se sirve de tres troneras o bocas, una de azada, otra de media, y la tercera de cuarta. Cada una con su rallo, aquí en el significado de paleta o torna.

La preferencia en el uso de la tronera la tiene la dula del Heredamiento de Gáldar, y para introducir agua de otros heredamientos se precisa la autorización del regante del primero. La azada de hilo es el flujo constante que procede del naciente de la heredad, con oscilaciones en su caudal, que merma ostensiblemente durante el verano. La cuarta del Agua del Pueblo se toma a partir de esta tronera o cantonera, también con el sistema de dulas o turnos.

Mención aparte merece la torna de los Castillos, en otros documentos llamados Castrillos. Denominada torna probablemente porque era de tierra, y estaba situada antes de que el agua se vertiera en el recipiente, desde este primer ramal se abría una nueva torna que era la que suministraba, hablando con propiedad, agua al cercado de los Castrillo. Una vez servido, el agua entraba en el recipiente cerrando el ramal en la primera torna, o continuaba hasta la acequia de la calle del Drago, cerrando la segunda torna, caso de que se estimase más conveniente. Esta deferencia se explica porque La Tronera estaba instalada en terrenos pertenecientes en origen a esta finca o cercado. No puede ser de otra forma pues se halla incrustada entre él y el camino real o callejón del Drago. Es costumbre que al terreno que da permiso para instalar una tronera, acequia o tubería se le dé derecho a una toma de agua, aunque no sea miembro del heredamiento. En este caso, en que sí lo era, se le daría licencia para servirse antes que cualquiera otro de los terrenos del pueblo.

El cercado se denominaba de La Higuerilla, perteneciente, junto con la Huerta del Rey, al Patronato de Vega o de los Vega1. Por eso, durante siglos, se denominó de igual forma a la tronera o troneras: de la Higuerilla. Esa es también la razón de que, en estos documentos y otros de este periodo (fines del XVIII y comienzos del XIX), exclusivamente, se las llame, al igual que al cercado, de los Castrillo, porque en esta época esta parte de los terrenos del citado patronato estuvieron arrendados por dos individuos de ese apellido: Tomás Castrillo, casado con María Fernández de Vega, y, posteriormente, su hijo Antonio Castrillo. Ya en 1793, Tomás Castrillo y otros son instados a desalojar los bienes del Patronato. A Antonio Castrillo le sucede lo mismo el 17 de octubre de 1812. En el procedimiento en torno a estos bienes, seguido en la Real Audiencia de Canarias en esos años, los tres nombres van unidos de una u otra forma: “Antonio Castrillo del Cercado de la Tronera: 41 reales”; “Cercado que llaman de la Tronera ó de los Castrillo: 220 reales”; y “Uno de los dichos sercados nombran la Huerta del Rey, y el otro llaman de los Castrillos…”.

Plano reorientado de La Tronera

3. El proceso. El hecho indiscutible para ambas partes es que en la noche y madrugada del 19 al 20 de enero de 1811 se produjeron unos derrames de agua en las calles del Drago y de San Miguel, que parte, en perpendicular, de aquella hasta llegar a la calle del Agua. El Alcalde de Aguas del Heredamiento de la Vega abrió expediente como causantes a Isidro Tovar Quesada, que regaba su dula por la acequia del Drago, y a Francisco Quesada Mederos, que regaba el sobrante. Estos acuden a la Real Audiencia y acusan al alcalde de tratar de encubrir la responsabilidad de Cristóbal Martín, su nieto, que echó sobre el agua que ellos regaban la procedente del Heredamiento del Lomo Guillén, para regar sus propiedades en La Carnicería y Los Llanos de Gáldar.

Comienza el proceso con la queja, fechada en 26 de enero de 1811, de Isidro Tovar Quesada y Francisco Quesada Mederos, que alegan que el agua se derramó, mientras ellos regaban, porque Cristóbal Martín había "de intento y propocito cargado por la asequia que dicen del Drago tanta agua que se derramó y sobranzó en tal conformidad que quedaron intransitables hasí esta calle del Drago, como la que llaman de San Miguel arriba de las principales y arruado del Pueblo” (f. 1). El citado Cristóbal, mientras Isidro regaba su dula y Francisco el sobrante, quiso meter agua propia en la acequia, que ya traía bastante, por lo que Isidro no se lo permitió. Resentido, la echó y rebosó. El alcalde, su abuelo, a sabiendas de lo sucedido, abrió causa contra ellos. Los hechos habían sucedido la noche del 19 de enero. Continúa el abogado de esta parte: 

desde inmemorial tiempo se ha permitido conducir sobre la azada de agua que corre de hilo por la asequia que llaman del Pueblo, de Gáldar otra igual porción de la que corre por la otra asequia que dicen de la Vega ya viniendo juntas á las troneras por donde se reparte dirigiendo una porción por la asequia que llaman el Drago, y la otra por la que llaman de la calle del Agua, ó ya dejando ir toda por una de estas dos acequias, esto es siendo verano, pues que entonces vienen cortas las aguas; pero que en los meses que según su estación vienen crecidas dice no haber derrames si estos no se hacen de intento, y la razon que da es por que viniendo á las antedichas troneras, como dice vino la que regaron mis partes se puede dejar correr únicamente aquella que sufra la asequia del Drago, y la restante hecharla por la del agua, que hace las dos asadas de agua ó más, lo que no se verifica por la del Drago (ff. 12 y 12v).

En descargo y acusación de Cristóbal Martín se alega que pidió permiso al repartidor y “vino prontamente a dar siensia al Don Ysidro”; pero al este negarle el imprescindible permiso, el alcalde fue pronto a echarla en el albercón del Lomo de Guillén para encubrir su abuso (f. 18). De resultas del reboso, las aguas se metieron en la hacienda de Sebastián del Castillo y casas del Mayordomo, que condujo las aguas hasta la acequia del Drago, que corre paralela, pero a un nivel inferior, lo que provocó nuevos derrames. Es lo que alega en declaración del 6 de marzo, en nombre de Isidro y Francisco, Tomás Hernández Socorro (ff. 11-16).

Se toma declaración a varios testigos, que vienen a corroborar lo dicho por esta parte. El 21 de marzo José Ruiz dice que la noche de autos encontró a Gregorio Romero en el paraje de Rojas (por donde discurre la acequia antes de llegar al pueblo), que la acequia no podía sufrir más agua, que habían hecho meter el agua al albercón del Lomo de Guillén, que rebosó y le anegó la casa. Que esa noche el agua de la acequia de Gáldar le tocaba a Isidro, que la iba a regar junto con Francisco. “Y Cristobal Martín echó sobre esta la suya que tenía en el heredamiento de Lomo Guillén, que es muy distinto de la de Galdar para regar los terrenos que tiene en este heredamiento dejando sin ella los que goza en el Lomo de Guillen”, por lo que es preciso tener permiso del que riega en Gáldar “y Gregorio Romero sabe que el Tovar no le dio permiso al Martin” (30v-31v). Por su parte, Juan Antonio Tacoronte dice que estando como oficial del molino del Burrero vio pasar a Cristóbal Martín “con la azada al hombro”, que iba al Lomo de Guillén a cortar el agua pues Isidro no le había dado permiso (lo supo por la falta de agua momentánea en el molino). En la madrugada volvió el agua, “de forma que molió dos fanegas de millo antes del día”. También dice que rebosó el tanque del Lomo de Guillén y el agua volvió a la acequia de Gáldar (ff. 31v-32). Como se ve, todos estos testimonios avalan la versión de Isidro Tobar yFrancisco Quesada.

1. Cercado de La Higuerilla; 2. Albercón; 3. Gañanías y estercoleros; 4. Troneras de La Higuerilla; 5. Tronera de la Cuarta; 6. Albercón de la Cuarta (Grafcan, ortofoto años 1951-1957)

Pedro Alcántara Zárate, en nombre de Cristóbal Martín, apunta en una dirección bien diferente en su versión de los hechos:

es de suponer que la acequia de Gáldar, quando llega á la entrada del Pueblo, forma cierto recipiente, en que se distribuyen las aguas a las dos acequias de la Calle del agua, y de la Calle del Drago, y cuyas dos asequias, que nacen de la principal, tienen a la cabeza tres troneras cada una, una de estas de azada, otra de media, y otra de quarta. Que la asequia de la Calle del agua es muy capaz para recibir dos, y aun tres azadas sin derramarse, y que la de la Calle del Drago solo lleba una azada en el hivierno.

Mi parte, por donde quería llebar la azada del Lomo, era por la asequia de la Calle del agua, que es la que la puede conducir a sus terrenos: y se ve, que aunque lo hubiera hecho, nada podía perjudicar a Don Isidro Tobar, y que fue temeraria la resistencia de este, á que hechase el agua del Lomo por sobre la de hilo; principalmente quando á esto no puede oponerse ningun heredero, según la costumbre que ofresco probar; Pero pasemos adelante.

… José Rodríguez Moreno, que sirvió al Don Isidro en la regada que hizo la noche del diez y nueve al veinte de Enero, fue por orden de este á coger la azada que le correspondía, que de ella hecho á la asequia que discurre por la Calle del Drago el agua que esta podía sufrir, y que la restante la hecho por la asequia de la Calle del agua; y de aquí resultó, que aunque quando mi Parte cortó el agua del Lomo para alberconarla, hubiera en la asequia de Galdar alguna porción de esta, no causó derrames en la del Drago; porque quando este aumento llegó á las troneras, ó se compartió, ó se introduxo todo por las de la Calle del agua, que estaban abiertas para recibir parte de las aguas de hilo, de forma que en la prima noche es constante y probable que no hubo derrames algunos en dicha Asequia del Drago.

Es cierto que el albercon, en que estaba entrando el agua de mi Parte, rebosó á la madrugada; pero también lo es que mi Parte previendo este reboso, lo dejó picado en las habas de su terreno; y aunque no se niega que alguna porción de aguas se dirigió á Casa de Gregorio Romero, y que este le dióbado, se niega sí que se lo hubiese dado sobre la Asequia de Gáldar, pues es igualmente justificado que se lo dió sobre la Asequia del Lomo, que es la más inmediata, al paso que aquella le queda muy distante; De cuyo antecedente se deduce, primero, que no fue el agua que rebosó la que aumentó el caudal de la azada de hilo, y causo los derrames de la azequia del Drago, y es esto corrobora con reflexionar, que si el agua, que rebosó se hubiera hechado a la Asequia de Galdar sobre la hazada de hilo, y hubieran corrido las dos hasta llegar á las Troneras, se hubieran compartido por estar el exceso, óintroduciendose por las de la asequia de la Calle del agua, y no hubiera habido derrames como no los hubo á la prima noche, en que bajaron por algún corto tiempo las dos azadas; y se deduce lo segundo, que el motibo de los derrames fue el de qué Don Francisco Quezada, que estaba regando á la madrugada taparía las troneras de la acequia de la Calle del agua, y dió causa a que entrando el todo de la asequia de hilo por las de la Calle del Drago rebosase esta, ó abrió la torna que se encontró o en la mañana del día veinte en la asequia de Galdar con direccion a la del Drago para cargar agua sobre esta; lo que se convence, en concepto de estar justificado la información que evaquó el Alcalde por declaracion de los dos ultimos testigos que fueron los regadores del Don Francisco, que este salía a solicitar, y cuidar del agua á la asequia en aquella noche; y aun produce esta observacion otro argumento, de que tubo la culpa de los derrames, porque no se abrían verificado estos (aun permitido por un instante que las dos azadas de agua hubieran venido por la asequia de Galdar) si el Don Francisco que las estaba cuidando, le hubiera dado direccion á la del Lomo por las troneras de la de la Calle del agua; de forma que para quantos aspectos se concidere, está demostrado que mi Parte no tubo culpa alguna en los derrames; y que es urgente para poner en claro la verdad, que se há procurado obscurecer de contrario, el auto de prueba pedido.

Tomás Hernández Socorro, en nombre de Isidro y Francisco, reafirma que

la Asequia de Galdar cuando llega á la entrada del Pueblo forma cierto recipiente en que se distribuyen las aguas a el que se llama Cantonera y por él salen á las dos Asequias llamada la una de la Calle del agua y la otra del Drago teniendo cada una en dicho recipiente ó Cantonera tres troneras, una que hace una azada de agua, otra media, y otra una quarta,  y es verdad igualmente que la asequia de la Calle del agua es más capaz para reciviresta que la del Drago.

A continuación, se reafirma en lo dicho en ocasiones anteriores, y exime a sus representados de la responsabilidad de haber cerrado las troneras de la Calle del Agua, por lo que responsabiliza a Cristóbal Martín de los derrames, que se produjeron, según afirma, al principio de la noche y durante la madrugada, lo que se verifica con lo declarado por los testigos, entre los que destaca a Juan Antonio Tacoronte, que conoció el corte de agua y la posterior crecida en la acequia. Es precisamente el testimonio de este molinero el que se desacredita de la siguiente manera. Juan Antonio Tacoronte está casado con Antonia Jorges, prima de María Pérez Clavellina, vecina de puerta, íntima de Isidro, cuyas dos casas comparten patio, de forma que aquel le maneja terrenos y agua, lo que lo convierte en un testigo de parte. Por otro lado, se afirma que el molino es muy pequeño y no pudo moler, por mucha agua que recibiese, tanto grano en la noche.

Así mismo, mediante otros testimonios, como el de Juan Ramón, que regó esa noche por la acequia de la calle del Agua la cuarta del pueblo, que le pertenecía, se indica al tribunal que el causante de los derrames es Isidro Tovar, que había tapado las bocas de la calle del Agua para aprovechar toda la que venía (contraviniendo las indicaciones del repartidor, es decir, dejar abiertas las de media y cuarta); aparte de que, sabiendo que Cristóbal Martín había echado más, su obligación era haberlas abierto. Que el derrame no se produjo al comienzo de la noche, durante el corto tiempo transcurrido hasta que se cortó el agua en el Lomo de Guillén, que el agua causante de los mismos puede que viniera de la que Gregorio Romero metió en la acequia al inundársele la casa con el derrame del albercón en que Cristóbal encerró el agua.

La Tronera (foto: https://turcon.wordpress.com/)

El 17 de julio de1811, la Real Audiencia resuelve que el caso “se sobresee y absuelve y da por libre a Christobal Martin”. En su resolución no aporta ningún dato nuevo, solo una matización acerca del agua que Cristóbal Martín echó en el albercón del Lomo y que tuvo la precaución de dejar “picado el reboso por si sucediera en las habas, y concediendo todo esto por cierto se le dice hubo derrames estos fueron en las habas, pero siendo mucha el agua…" volvió a la acequia y a la cantonera.

Una aclaración final. Entre las últimas alegaciones hechas en favor de la tesis de Isidro Tovar encontramos una un tanto críptica. Después de señalar que, no habiendo duda ni discusión en los escritos de ambas partes acerca de la situación y configuración del recipiente, acequias...

parece por demas el haberse tomado el trabajo éinbertido el tiempo en la pintura tanto desagradable que se ha hecho, pero no deja de tener su misterio el tal vozquejo y está reducido a que la Asequia que se señala con el n.º 5 y aquí llaman torna que va á lo de los Castillos y seguida conduce á la del Drago se pinta como la vemos para decir, como ya lo indican que el agua no entró en la Cantonera sino que revosó por dicha tronera, ó que esta también estaba abierta, y que viniendose a unir á la Asequia del Drago se verificaron los derrames; pero el haber cituado el recipiente de esta Asequia en el n.º 5 es como se suele decir, pintar como querer, porque aunque es cierto se hallaba de antiguo en dicho parage la tal tronera esta se tapó, y ya hay mucho tiempo que de donde resibe esta Asequia el agua es de los mismos rallos de la Asequia del Drago y directamente hay otra que es la que llaman la torna de los Castillos y que más arriba se señala con el n.º 11 por cuyo motivo el agua que fluye por la tronera de los Castillos entra en la tronera en sus respectivos tiempos; así que la presentacion del Mapa ha sido otro ardid de que se ha valido el Christobal para llamar la atension y ver como consigue el llebar a cabo su sistema que no es otro como hemos dicho el de la confusion lo que igualmente conocerá el Tribunal.

Se podría deducir que la toma de agua para el cercado de los Castrillos (o de La Higuerilla) en un tiempo pasado fue como la describe el plano, pero en el momento del proceso el agua, previamente, entra en la cantonera. Esto parece contradecirse por la afirmación de que “directamente hay otra que es la que llaman la torna de los Castillos y que más arriba se señala con el n.º 11 por cuyo motivo el agua que fluye por la tronera de los Castillos entra en la tronera en sus respectivos tiempos”. La solución a este galimatías puede estar en que, sencillamente, se esté diciendo que la toma preferente para este cercado no continúa, una vez efectuado el riego, hasta la acequia del Drago, sino que, tapándose la boca que tiene en la acequia Real, el agua continúa hasta la cantonera. La finalidad de este alegato sería desacreditar lo dicho por la otra parte, “que el agua no entró en la Cantonera sino que revosó por dicha tronera, ó que esta también estaba abierta, y que viniendose a unir á la Asequia del Drago se verificaron los derrames”. Si parte del agua, efectivamente, rebosó por la acequia que regaba el cercado de La Higuerilla o de los Castrillos, acabaría, total o parcialmente, en la calle Larga, lo que se vería reflejado en las primeras declaraciones del proceso: “quedaron intransitables hasí esta calle del Drago, como la que llaman de San Miguel arriba de las principales y arruado del Pueblo”.

¿Qué más arruado que esta calle había en el pueblo? Porque el agua que se derramó a partir de la acequia del Drago fluyó en sentido contrario, hacia el norte, anegando la calle San Miguel, y fue recogida en la acequia de la Calle del Agua.


1. Domingo Oliva Tacoronte, 21 de julio de 2022: https://infonortedigital.com/art/158806/el-cercado-de-la-higuerilla-y-la-huerta-del-rey-bienes-del-patronato-de-vega-galdar

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