Revista n.º 1101 / ISSN 1885-6039

Las Salinas de La Punta del Infierno (incluye GALERÍA DE FOTOS)

Miércoles, 26 de marzo de 2025
Sergio Aguiar Castellano
Publicado en el n.º 1089

Las Salinas de la Punta del Infierno muy posiblemente fueran unas salinas naturales utilizadas desde los tiempos de los antiguos canarios. Posteriormente fueron usadas hasta hace pocos años por muchos vecinos de La Atalaya.

Salinas de la Punta del Infierno (foto: Jesús Quesada Medina)

La sal común a lo largo de la historia de la humanidad ha sido vital para el consumo humano y para la conservación de alimentos, de ahí su importancia. En el caso de las Islas Canarias, los primeros canarios ya aprovechaban las piedras de sal que quedaban en los charcos tras la evaporación natural del agua. Después de la Conquista, la explotación de sal se intensificó creándose las primeras salinas sobre la roca. Con el tiempo, se importó un nuevo sistema más productivo que daba respuesta a la importante demanda de salazón de los barcos pesqueros para conservar el pescado: las salinas de barro. A finales del siglo XIX, en Canarias se registraron más de 60 salinas funcionando1.

La sal fue tan importante para el hombre que llegó a ser moneda de cambio: el sueldo se pagaba con granos de sal, de ahí viene el nombre de salario (sal diaria). Las salinas son creadas a partir de las mareas más altas del año: el agua del mar se deposita en los charcos, con el calor el agua se evapora y quedan las piedras de zonas de sal. Un ecosistema único en vía de extinción2.

Costa Norte de Gran Canaria (foto: Jesús Quesada Medina)

Las Salinas de la Punta del Infierno, por su situación y características, muy posiblemente fueran unas salinas naturales utilizadas desde los tiempos de los antiguos canarios. Posteriormente fue utilizada por la nueva población colonizadora y hasta hace pocos años por muchos vecinos de La Atalaya (Guía de Gran Canaria), que bajaban a la costa a por la sal. La explotación de la sal de la Punta del Infierno, de manera más industrial, comenzó en el año 1902 cuando el vecino de Guía José Quevedo Castellano solicitó al Gobierno Civil autorización para construir unas salinas. Quevedo Castellano fue un reconocido mecánico y maquinista, natural de Arucas, y según el padrón de 1894 llevaba residiendo en Guía desde hacía cuatro años, es decir, desde 1890, fecha que coincide con los inicios de la construcción de la fábrica azucarera por parte de la empresa inglesa Lathbury & Co, donde trabajó hasta su fallecimiento. Su domicilio era en la calle de la Cruz (hoy Marqués del Muni), n.º 3.

Se había casado en Guía el 5 de enero de 1893 con Virginia Ayala Hernández, hija de Juan Ayala Ramírez, que fuera encargado de la fábrica azucarera y que tuvo una escuela privada en el municipio. Fueron testigos de la boda su padre José Quevedo Navarro y su hermana Teodora Quevedo Castellano, que eran de Arucas pero residían en Guía, según anota el cura en la partida de matrimonio3. Pero José Quevedo Castellano, mientras daba los primeros pasos para la puesta en marcha de la explotación salinera, enfermó de tuberculosis y falleció el 1 de julio de 1902, por lo que su esposa Virginia Ayala las arrienda al sobrino de su marido, José Manuel Quevedo Alemán, que de acuerdo al contrato estaba casado y de profesión era mecánico4.

Vista aérea de Las Salinas de Punta del Infierno (Grafcan)

Salinas de la Punta del Infierno (foto: Jesús Quesada Medina)

El contrato fue firmado el día 23 de mayo de 1903, y según su descripción las salinas estaban situadas en "una explanada formada por un trozo de playa que comienza al terminar el camino de la Bajada y se extiende hacia el norte en una longitud de 220 metros hasta terminar en el punto llamado Punta del Infierno, siendo su ancho por las extremidades de unos 20 metros y por el centro de 90 y confina al norte con la Punta del Infierno, al sur con el final del camino de la Bajada, al naciente el mar y al poniente el fin del acantilado que bordea la costa...". Se informa, además, de que la duración será de 10 años, y que comenzó a contarse desde el día 1 de noviembre de 1902; pagando los dos primeros años 250 pesetas anuales, 300 pesetas los cuatro años siguientes y 350 pesetas los cuatro restantes. Entre las cláusulas del contrato se establece que el arrendador José Quevedo Alemán estará

(...) obligado a conservar en buen estado los cincuenta tajos que existen actualmente en las salinas, quedando autorizado para construir si le conviniese, durante tenga arrendado las mismas un cocedero, los veintidós tajos que actualmente están desmontados y once tajos más de la entrada (...). Los tajos existentes hoy, los nuevos que puede construir el arrendatario si le conviniese, el cocedero o cocederos, bombas, mangueras, cañerías y cualesquiera otros aparatos que para la explotación de las salinas construya o establezca el arrendatario quedarán en beneficio de la dueña al cesar aquel por cualquier causa el arrendamiento (...).

Camino de la Bajada (foto: Magaralva.z)

Mapa topográfico y aéreo de Las Salinas, elaborado por el geógrafo Javier Estévez

Una espectacular postal. Hemos contado para esta reseña histórica de las Salinas de la Punta del Infierno con la colaboración del profesor de geografía José Manuel Quesada Medina, que nos aporta el siguiente texto sobre este rincón de la geografía del norte de la isla de Gran Canaria:

La isla de Gran Canaria sorprende por la variedad de rincones desde el punto de vista paisajístico, lugares que hoy, en la actualidad, presentan sus alrededores totalmente degradados. No obstante, pequeños rincones que han escapado a la vorágine antrópica destacan por su fuerza, por su carácter especial. Uno de esos rincones, sin duda, son las salinas de Punta del Infierno en Guía de Gran Canaria, donde la fuerza del océano ha creado una plataforma de abrasión marina, sencillamente espectacular, donde como solía suceder antaño, donde el hombre se adapta al medio y sin dañarlo lo explota.

Visitarlas es todo un acontecimiento. En ella encontraremos disyunciones prismáticas, lavas almohadilladas, cazoletas perfectas realizadas por la erosión marina, un estrato sedimentario extraordinario rubefractado por una potente colada basáltica, espléndidos charcos donde el agua dulce vuelve a su origen fundiéndose con la salada; una vegetación halófita queriendo recuperar el espacio que le pertenece y, por supuesto, una espectacular postal de una parte de la abrupta y salvaje costa norte de Gran Canaria, que sucumbe en el paisaje antrópico de la capital, el cual también tiene su encanto.

Para que disfruten de ello visualmente, les adjuntamos una galería fotográfica realizada por Marta García Álvarez (Magaralva.z), José Manuel y Jesús Quesada Medina. A los tres, mi más sincero agradecimiento.

VER GALERÍA DE FOTOS


Notas

1. https://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/wiki/index.php?title=Salinera_artesanal.

2. https://www.cienciacanaria.es/secciones/a-fondo/310-salinas-de-canarias.

3. Archivo de la Parroquia de Santa María de Guía.

4. Archivo Municipal de Guía.

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