En la primera mitad del siglo XX, la décima tuvo un exponente en la persona de este hombre curtido por el tiempo y su época y, por qué no, también por el clima del sur, en las tierras de Fasnia. Pepe Urbano era un contador a pie de calle, capaz de sentenciar con elegancia sus pensamientos, dándoles la rima precisa, dictando los versos a los amigos, ya que lo de leer y escribir no era su fuerte, aunque ello no significaba nada. Poseía el don natural de expresar con profundidad y musicalidad todo el mundo que le rodeaba. Es más, a veces era hasta visionario del futuro, permitiendo dar con la palabra adecuada, dejándonos un legado de permanente vigencia.

Reproducimos algunas décimas recopiladas por el maestro D. Ricardo García Luis, a quien agradezco la rigurosa labor de campo para poder disfrutar de Pepe Urbano.

1.

El sepulcro es la morada
Donde después de morir
Gusanos me han de roír
Bajo una fosa tapada.
Allí volveré a la nada
Lo que era antes de nacer
Allí se acaba el placer
Y se termina el sufrir
Allí tenemos que ir
Todo el que llegó a nacer.


2.

Hay gente tan engreída
Que se creen que son tan fuertes
Que no los lleva la muerte
Y eso es una bobería.
Ella anda de noche y día
Recorriendo el mundo entero
Ella se lleva a un obrero
Igual que a un capitalista
Y en cuanto estamos en lista
Nos mata como corderos.


3.

A la triste sepultura
Bajan los grandes talentos
Con todo su entendimiento
Hacerse allí una basura.
Esta es una verdad pura
Marcada por el destino
Allí van los asesinos
Obispos y padres santos
Y no le valen los cantos
Ni empeños de los padrinos.


4.

Allí se le acaba el cuento
A todos los señorones
Que se tragan los jamones
y nos tienen tan hambrientos.
Allí va el rico opulento
El médico el abogado
Los más grandes hacendados
Sin olvidar al banquero
Y no les vale el dinero
Aunque aquí le haya sobrado.



El Premio Fernández Gopar de seguidillas.

Tras esta verdad que nos ha legado Pepe Urbano, nos acercamos a las nuevas coplas de seguidillas, con los premiados de la X edición del festival literario de Las Seguidillas de Víctor Fernández Gopar.2007, celebrado a primeros de septiembre en el marco de las Fiestas de Los Remedios de Yaiza, en Lanzarote.

Si me permiten, comienzo reconociendo a los participantes, y en especial a los ganadores, por mantener viva esta opción creativa, en torno a un género literario como lo es la estructura de la seguidilla, y a la vez su aplicación popular, en una de las variables que configuran este género en lo musical, como lo son las seguidillas conejeras, mágicamente interpretadas por tocadores-as, cantadores-as.

El Primer Premio de seguidillas fue para el tinerfeño D. Ángel Pedro Suárez Alonso, con una trayectoria ya conocida en el mundo de la cultura con la copla popular, no sólo por la creación, sino además como cantador, desde niño hasta hoy. De la obra que presentó, titulada Alegría y Recuerdos, ofrecemos algunos versos:

El Janubio merece
Ser monumento

Salinas del Janubio. Foto: www.visitacanarias.com

Como templo custodio
De sentimientos.
Y que en la gloria
Perduren los recuerdos
Que Dios custodie.


Dime Janubio dime
Que saber quiero
A donde se marcharon
Tus salineros.
Y adonde fueron
Con sus penas a cuestas
Los camelleros.


El Segundo Premio recayó en el lanzaroteño D. José Francisco Noda Acosta, maestro de profesión y relacionado con la creación en poesía y literatura infantil, presentando en esta ocasión la obra Seguidillas de viento y marea.

Aires de seguidilla,
Toque ligero.
Bailadora sureña:
¡Qué remeneo!

Ventolera que traes
Polvo y arena,
Tráeme los suspiros
De mi morena.

Cuando la vieja pica
Dobla el carrizo,
Pero más dobla el viento
Tus lindos rizos.

A escamar el pescado
Va mi morena.
Esta noche hay sancocho…
¡La que me espera!


Y el Accésit fue a parar a manos del tinerfeño D. Juan Carlos Monteverde García, autor de numerosas coplas, que han sido aplicadas a distintos géneros musicales de nuestro folklore. Presentando las coplas tituladas Como Espiga que Brota.

Madrugada de viento,
Riscos y arena,
Conduciendo a las cabras
Por las veredas.

Pescador conejero,
Piel de jarea
Y mano encallecida
De la faena.

Salinero en las aguas
Que pintan rosas,
Esperando la ayuda
Que el sol le otorga.

Campesino de huertos
Que el sol abrasa,
Buscador incansable
Del don del agua.