El Cabildo de Tenerife, a través de la Oficina de Gestión del Parque Rural de Teno dependiente del área de Medio Ambiente, organizó recientemente un recorrido por diferentes enclaves de Teno Alto con el fin de conocer algunos de los parajes más interesantes de su historia. Esta actividad, incluida en el programa Teno Natural 2008 propone a los visitantes conocer las especiales características del patrimonio de esta zona del norte de Tenerife.
El recorrido comenzó en Los Bailaderos, para después descender hasta los lavaderos y aljibes tallados en la roca, ingenio demostrado de los lugareños para mantener el suministro de agua todo el año. Desde allí, los visitantes ascendieron contemplando eras y tagoras (construcciones en piedra para refugiarse del viento mientras pastaba el rebaño), hasta llegar al sendero de la Cumbre, que une Teno Alto con la Isla Baja y que tantas veces recorrieron los antiguos habitantes de Teno llevando a sus difuntos para enterrarlos en el Campo Santo.
Una vez alcanzado el horno de teja, se animó a los participantes a realizar una teja de manera tradicional, que confirmaría la destreza de los maestros tejeros de antaño que realizaban más de 1.000 para una sola horneada. Por último y para reponer fuerzas, se ofreció vino y queso de cabra a los vecinos participantes en la venta de Teno, lugar que aún conserva la esencia de las antiguas ventas tradicionales.
El recorrido comenzó en Los Bailaderos, para después descender hasta los lavaderos y aljibes tallados en la roca, ingenio demostrado de los lugareños para mantener el suministro de agua todo el año. Desde allí, los visitantes ascendieron contemplando eras y tagoras (construcciones en piedra para refugiarse del viento mientras pastaba el rebaño), hasta llegar al sendero de la Cumbre, que une Teno Alto con la Isla Baja y que tantas veces recorrieron los antiguos habitantes de Teno llevando a sus difuntos para enterrarlos en el Campo Santo.
Una vez alcanzado el horno de teja, se animó a los participantes a realizar una teja de manera tradicional, que confirmaría la destreza de los maestros tejeros de antaño que realizaban más de 1.000 para una sola horneada. Por último y para reponer fuerzas, se ofreció vino y queso de cabra a los vecinos participantes en la venta de Teno, lugar que aún conserva la esencia de las antiguas ventas tradicionales.