A lo largo de toda su vida, redactó muchos cuadernos de máximas morales, líricas y humorísticas, marcadas por un tolerante y comprensivo escepticismo. La muerte le sorprendió cuando preparaba una amplia selección de las mismas para darla a la imprenta. Publicó: Mies de otoño, Itinerario de la soledad (1952), Dádiva espiritual (1953) y Elegías (1954).