Revista n.º 1044 / ISSN 1885-6039

Ermita de Nuestra Señora del Socorro. Su relación histórica con Breña Alta y Breña Baja.

Sábado, 26 de agosto de 2006
José Guillermo Rodríguez Escudero
Publicado en el n.º 119

La preciosa imagen de la Virgen del Socorro fue llevada procesionalmente a la parroquia de San Pedro de Breña Alta, donde fue custodiada con gran cariño y fervor por los fieles. Ante esta situación, los vecinos de este municipio instruyeron expediente ante el vicario insular, aconsejando sobre la conveniencia del traslado de la ermita a otro terreno más seguro. La autoridad eclesiástica autorizó la nueva construcción, que fue finalizada en 1706.

Foto Noticia Ermita de Nuestra Señora del Socorro. Su relación histórica con Breña Alta y Breña Baja.



Origen de la ermita.

Esta ermita, dedicada a la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Socorro o de Los Reyes, fue fundada por Don Pedro Fernández Camillón y su esposa, Doña Ana Hernández, entre 1615 y 1621, con licencia obtenida del Sr. Obispo de la Diócesis, Don Antonio Corrionero. La fábrica se realizó en una hacienda de viña y malvasía que poseía junto al barranco de Aguacencio. El motivo de ponerla bajo esta advocación mariana fue por el voto y promessa que en cierto peligro de mi vida que me vi en un biaje que Dios fue servido librarme hice de erigir una ermita yglesia a deuocion de nuestra señora del socorro en esta ysla.

Construida la ermita, Pedro Fernández Camillón solicitó en 1627 licencia para poder celebrar misa en ella, en atención a la utilidad que recibían los vecinos del lugar, distantes de la cabeza del curato, la iglesia de San Pedro de Buenavista, porque la una de la otra estan distantes muy gran trecho y la dicha ermita muy sercana al comun de los besinos y sabe que de aberse echo la dicha ermyta en la parte y lugar donde esta es muy útil y probechosa y a nadie daña y de conserbarse se seguira mucha onrra y gloria a dios nuestro señor y questa fuera de peligro de barranco y arrimaditos y otras cosas que le pudieren dañar... y sabe que de aberse echo ally no tyene inconveniente nynguno para que se dexe de dar lysensia para decir mysa antes la tyene por muy útil y necesaria para los dichos besinos del dicho termyno como para los camynantes que por el pasan (...). Así consta en el Archivo de Protocolos Notariales de la capital palmera (escribanía de Juan de Alarcón).




La primera representación de la advocación titular fue un cuadro, como atestigua un inventario fechado el 26 de junio de 1650, durante la visita efectuada por don Pedro de Escobar Pereyra. Allí consta un quadro de nuestra señora del socorro.

Así, la ermita se había fabricado en la parte norte, junto al cauce del barranco, en la jurisdicción de Breña Alta, en terreno propio e inmediata a las casas de su habitación, la cual se bendijo en 13 de febrero de dicho año por el Dr. Don Pedro de Guisla Corona, venerable vicacio de esta isla. El alcalde constitucional de la capital palmera y cronista de la época, Lorenzo Rodríguez, tomó estos datos del libro de la ermita, informando de que las que resultan del libro de visitas de San Pedro están equivocadas, porque confunden la primera edificación con la segunda.

En 1695 y en 1700 fue tan grande el temporal y tan fuertes las lluvias, que el cauce del barranco se desbordó y causó muchos deterioros a la pequeña iglesia y la colocó en inminente peligro. Fue entonces cuando se debió sustituir aquella representación pictórica por una de talla.




La preciosa imagen de la Virgen del Socorro fue llevada procesionalmente a la parroquia de San Pedro de Breña Alta, donde fue custodiada con gran cariño y fervor por los fieles. Ante esta situación, los vecinos de este municipio instruyeron expediente ante el vicario insular, aconsejando sobre la conveniencia del traslado de la ermita a otro terreno más seguro. La autoridad eclesiástica autorizó la nueva construcción, que fue finalizada en 1706. El solar fue cedido por Don Manuel Pérez Corral, en la jurisdicción de Breña Baja. Se cercó desde luego de paredes, por la misma causa, y en este recinto no sólo funciona el señor cura de Breña Alta, sino que siempre hemos visto presidir con bastón al alcalde de dicho pueblo en la procesión el día de la festividad del Socorro.

El 29 de abril de 1778 la autoridad eclesiástica concedió permiso para que los vecinos de Breña Baja, que lo solicitaban con empeño, llevasen en rogativas a la Virgen del Socorro a la Parroquia de San José, y conservarla allí todo el tiempo que conviniese por la falta de lluvias que se experimentaba. El párroco y síndico de San Pedro de Breña Alta, al enterarse, se opuso tajantemente a la procesión, haciendo ver que la ermita pertenecía a su jurisdicción y, por lo tanto, la autoridad residía en su persona. Los obstinados vecinos nuevamente le pidieron que fuera él quien entregase a la Virgen al de San José fuera de muros sin que éste ejerciese jurisdicción y lo mismo al recibirla. Tras las duras negociaciones, se determinó hacer la rogativa el 2 de mayo. Sucedió que ese mismo día llovió tan copiosamente que terminó este litigio en que se empeñaban con acaloramiento ambas partes. El mismo cronista aseguraba que el expediente de este curioso acontecimiento se custodiaba en el archivo grande de la parroquia del Salvador.




Según la resolución que se guarda en el archivo de la parroquia de Breña Alta y está transcrita en el libro de la ermita, se volvió a reclamar la propiedad de esta iglesia por parte de los curas de Breña Baja. Finalmente el Vicario Capitular de la Diócesis, en auto de 12 de diciembre de 1886, resolvió y declaró corresponder a la jurisdicción eclesiástica de Breña Alta, a la que siempre había pertenecido.


La imagen de la virgen.

La preciosa y majestuosa talla de la Virgen es una escultura en madera policromada de 99 cms., obra del célebre artista palmero Bernardo Manuel de Silva (1655-1721). Esta magnífica escultura, salida de la mano del mejor pintor que tiene esta isla -según constaba en un auto de la época-, tiene una gran influencia de la imaginería flamenca. Los débitos flamencos, como nos informa el profesor Pérez Morera, se manifiestan especialmente en el tipo de rostro, que presenta como característica común dulce expresión ensimismada y abstraída, mente amplia y abombada, ojos semiabiertos, pintados al temple, cejas finas y curvas, labios pequeños, barbilla prominente y redondeada y cabello partido en raya a la mitad, que cae en suaves ondulaciones.

Pérez Morera también nos informa de que la belleza que irradia la majestuosidad icónica de la pieza, manifiesta el elevado nivel alcanzado por los escultores palmeros. La autoridad eclesiástica tampoco quedó al margen de estas alabanzas a la talla. Así, su acabado llamó la atención del primer obispo de Tenerife, Don Luis Flojeras Sión. Prueba de ello fue lo que consta en el Libro de Visitas, en 1831: En esta Iglesia hay una imagen de nuestra Señora con una disciplina en la mano en ademán de azotar al Diablo que tiene a los piez; se encargo al Señor Visitador que indagara el origen de esta singularidad.

A este tipo iconográfico de la Virgen, de pie con el Niño Jesús en brazos, corresponden varias imágenes del artista, como la “Virgen del Rosario” (1690) de la Parroquia de San Andrés (en San Andrés y Sauces) y la “Virgen del Carmen” (1703) de la de Villa de Mazo. Son piezas que presentan idénticas características formales, de ahí la supuesta filiación flamenca que se les ha querido dar. La elegante y suave caída de los pliegues, el tipo de calzado y los motivos de los estofados apuntan su paternidad, al igual que el acabado posterior de la pieza -repetido en casi todas las esculturas por Bernardo Manuel de Silva-, con manto que cruza diagonalmente desde el hombro izquierdo hasta la altura de la cintura, cayendo por la espalda en pliegues paralelos y rectos. Pérez Morera también compara la imagen del Niño, cuya cabeza se asemeja con la de la talla de “San José” de Los Llanos de Aridane.

Estrechamente emparentada con la mencionada “Virgen del Carmen” de Mazo, la del “Socorro” comparte el mismo tipo de expresión flamenca, rostro oval, enmarcado por la caída ondulada del cabello, partido en dos, que desciende libremente por la espalda hasta más debajo de los hombros. Sin embargo, la posición hierática y frontal, así como el aspecto de tronco, que acusa la disposición vertical de los pliegues, confieren a la talla un aspecto más arcaizante y un volumen más concentrado. El profesor palmero también profundiza en los motivos y la técnica que muestran los estofados de los vestidos, comparándolos con otras obras escultóricas de Bernardo de Silva, a base de motivos florales compuestos de trifolias, gruesos roleos y orlas punteadas en oro.




A sus pies aparecen dos figuras que representan el “bien” y el “mal”, encarnados por las figuras de un angelito y un diablo. El Maligno está representado por una terrible figura alada completamente negra con cuerpo humano. Aparece de pie con una cara de bestia demoníaca y grandes cuernos. Los afilados dientes blancos, sobre todo los caninos, sobresalen de una boca grande de fondo rojo. Realmente impone respeto. Nos recuerda a la figura del Diablo de Tijarafe. Se cuenta que hace unas décadas, allá por los años ochenta, uno “medio loco de San José”, no se sabe cómo, agarró la talla antigua de Satán y lo destrozó. Una vecina del barrio fue la que talló la que ahora se ubica a los pies de la Virgen. Los vecinos cuentan que había unas piedras en el barranco con unos agujeros que atemorizaban a los niños del lugar ya que “creían que eran las huellas de las patas del Diablo”. Según contaba otra señora, el origen había que encontrarlo en una madre que, harta de las ruindades de un hijo, le gritó que “se lo llevara el Diablo”. Se cree que fue así, ya que el hijo desapareció. Después de la lógica amargura de esta terrible experiencia, la pobre mujer donó la figura original de Satanás y la colocó a los pies de la Virgen para que Ésta lo castigara, como recuerdo a su hijo y para penar por tal blasfemia.


Poema a la virgen.

(Se conserva enmarcado y colgado en un lateral del interior de la ermita).

El SOCORRO de ayer, de hoy y de mañana
en la Ermita flamante y marinera.
La que guarda la Virgen que quisiera
darnos su mano de MADRE y SOBERANA.

Es su imagen la rica filigrana
que nos trae la Fe más verdadera.
El gentío la canta y la venera
y en sus labios el rezo se desgrana.

Tú lo sabes, SEÑORA. Te han traído
con la flor un recuerdo allá escondido
que es su ofrenda de gracia y de fervor.

Bajan y suben; ante Ti se entregan
porque conocen que al partir se llevan
el más dulce SOCORRO de tu amor.

G. Galván de Las Casas. 1966.


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Bibliografía.

LORENZO RODRÍGUEZ, Juan Bautista: Noticias para la Historia de La Palma, La Laguna-Santa Cruz de La Palma, 1975, t. I.

PÉREZ MORERA, Jesús. Silva. Bernardo Manuel de Silva, Biblioteca de Artistas Canarios, Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Litografía Romero, Santa Cruz de Tenerife, 1994.

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