El Cabildo de Fuerteventura ha finalizado la restauración de dos nuevos bienes de interés cultural en la villa de Betancuria. Se trata de las antiguas norias de tiro (o de sangre, debido a que se basan en un sistema de tracción animal) que se utilizaron hasta mediados del siglo XX en la villa para extraer agua en los pozos de La Calle y Los Peña.

La Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo se ha encargado de elaborar y promover un proyecto que se ha desarrollado durante los últimos seis meses, mientras que la restauración de todos los elementos de las norias se ha llevado a cabo en los talleres de carpintería del Departamento de Obras y Maquinaria del Cabildo. Las consejeras responsables de ambas áreas, Genara Ruiz y Natalia Évora, el presidente del Cabildo, Mario Cabrera, y los concejales Juana Brito y Enrique Cerdeña, visitaron el Pozo de Los Peña, donde se encuentra la segunda noria rehabilitada.

Genara Ruiz destacó que el proceso de restauración "se ha llevado a cabo manteniendo las piezas de las norias originales, y tratando de reproducir el funcionamiento de las mismas tal y como fuera hace más de 40 años". Para ello, dijo, "se ha contado con el asesoramiento de los mayores del pueblo, especialmente un vecino cuya familia explotaba dos de estas estructuras -nos cuenta que hubo hasta seis en funcionamiento en la villa-, y todo con el objetivo de mantener viva una actividad de interés etnográfico que supuso un importante recurso para la población de Betancuria en los siglos XIX y XX".

Mario Cabrera incidió en la funcionalidad que mantienen las norias finalizada su restauración. "El sistema de extracción es de una inventiva sorprendente y, sin duda, poder contemplar su funcionamiento es un espectáculo de gran interés que va a suponer un nuevo atractivo que añadir al turismo cultural de Betancuria".

Las norias de tiro, que se valían de la tracción de camellos o burros para extraer agua de los pozos para destinar a la agricultura o usos domésticos, supusieron un importante avance para la población desde que comenzaran a utilizarse en la isla en la segunda mitad del siglo XIX. Según testimonios de los vecinos, la última de estas estructuras dejó de funcionar en la década de los años 70 del siglo pasado, comenzando su decadencia con la llegada de los molinos de Chicago a la isla a principios del XX y definitivamente con las motobombas.

Elementos y sistema de funcionamiento.

La tracción del animal, que se encuentra uncido a la estructura mediante la mijarra y la guía, permite mover una rueda dentada horizontal llamada rueda de aire o de sol. Ésta, a su vez, mueve una segunda rueda vertical llamada rueda de agua, a la que se encuentran adosados los cántaros mediante un sistema circular de cuerdas que permite extraer el agua del pozo. Cuando alcanza la parte alta de la estructura, cada cántaro deposita su contenido en una cuneta llamada artesa, que cuenta con un orificio para deja salir el agua hacia la atarjea (especie de caño), desde donde finalmente se dirige el agua hacia la zona de cultivo o algún tipo de depósito como un aljibe o estanque.

En la noria de Los Peña el Cabildo ha restaurado también el estanque hacia el que se dirige el agua extraída del pozo. La noria de Pozo de La Calle tiene una mayor capacidad de extracción, pudiendo sacar hasta 105 litros de agua en cada vuelta completa que dan sus 15 cántaros de 7 litros cada uno.

Historia de las norias de tiro.

Uno de los elementos que caracteriza el paisaje cultural de Fuerteventura son los artefactos para elevar agua llamados norias. Estos artilugios, que giraban hasta mediados del siglo XX en Fuerteventura, se encontraban distribuidos principalmente en la zona centro de la isla, y tuvieron presencia en zonas como Tuineje, Pájara, Agua de Bueyes, Antigua, Vega de Río Palmas, Betancuria y Valle de Santa Inés.

Noria es un término árabe que significa rueda hidráulica. Aunque su utilización se basa en conocimientos teóricos de épocas helenísticas, y su origen se atribuye al pueblo persa, en Fuerteventura no se tiene constancia de su utilización hasta la segunda mitad del siglo XIX.

José de León y Falcón, comisionado regio, hace un balance de los recursos hídricos de la Isla en 1852, destacando en este documento la ausencia de medios mecánicos para la obtención de agua en toda Fuerteventura, lo que le lleva a sugerir apoyos oficiales para la introducción de norias y otras estructuras.

Ya en la década de 1880, varios historiadores y viajeros reflejaron en sus escritos la presencia de estas estructuras en la Isla, entre ellos Agustín Millares (1881), Verneau (1886) u Olivia Stone (1884).