Según se dice, la idea y el trabajo recopilatorio fue de José Perdomo, uno de los presos, y de Francisco Calcines Gutiérrez. El pintor Felo Monzón realizó las ilustraciones. Entre los autores que figuran en la antología se hallan, además de los citados, el poeta Luis Benítez Inglott*, el periodista palmero Luis Castañeda que, en los años cincuenta, colabora en el diario tinerfeño El Día, el maestro y también periodista Carmelo Duarte Pérez. A ellos deben sumarse los nombres del profesor Francisco Rosera Rubio, que también marchó a Venezuela tras la guerra, y los autodidactas Manuel Acosta Felipe, Atilano Afonso Rodríguez, Alfonso Carrillo Hernández, Juan Domínguez Pérez, Antonio Rodríguez Bethencourt o Carlos M. Rodríguez Sánchez. Más que de una antología propiamente literaria, se trata de un curioso testimonio, desahogo emocional de los penados y de su espontánea actitud de rechazo a las circunstancias por las que hubieron de pasar en aquellos años. Significativa es la alusión a las mujeres anarquistas recluidas en la Prisión Provincial de Las Palmas o el homenaje a los presos condenados a muerte de Arucas.