La idea de la muestra es -en palabras de su editor- expresar el significado “no solo de la tradición poética insular sino también de la condición misma de lo insular literario", aportación que hace la poesía de Canarias a su ámbito histórico, “la poesía española dentro del ámbito hispánico mayor”. Señala, igualmente, la voluntad de vincularla a trabajas orientados en similar sentido, desde la Biblioteca de Autores Canarios, de José de Viera y Clavijo*, en el siglo XVIII, a “De la poesía en Canarias”, de Francisco María Pinto*, en la segunda mitad del ochocientos, hasta los Cien sonetos de autores canarios, de Sebastián Padrón Acosta*, de 1950. En cuanto a los poetas incluidos, no es solo la condición de nacidos la que priva; se da preferencia a quienes el antólogo considera integrados en esa tradición cultural del Archipiélago. Una antología cuya introducción es una propuesta de lectura crítica, con abundantes notas, que el autor tiene por “ensayo de provisionales conclusiones”, y que se completa con una bibliografía de los estudios de carácter general referidos a la poesía y al período histórico que la antología abarca. Endechas, romances y responderes, resumen el primer momento de esa tradición; para enlazar con Cairasco* y Viana*; con Álvarez de Lugo*, Juan Bautista Poggio* o fray Andrés de Abreu; con Cristóbal del Hoyo*, Marcos Alayón* y Viera y Clavijo; con Graciliano Afonso* o  Bento y Travieso*; con José Plácido Sansón*, Ventura Aguilar*, Rafael Martín Fernández Neda* o José Benito Lentini*; con Nicolás y Diego Estévanez* o Tabares Bartlett*; con Domingo Rivero*, Manuel Verdugo*, Tomás Morales*, Saulo Torón* o Alonso Quesada*; para concluir con los poetas de los años 20-30 del novecientos: Agustín Espinosa*, Fernando González*, Pedro García Cabrera*, Emeterio Gutiérrez Albelo* o José María de la Rosa*, Josefina de la Torre*, Ramón Feria* y Domingo López Torres*. La antología se cierra con un detallado apéndice biobibliográfico de los autores seleccionados.