Revista n.º 1074 / ISSN 1885-6039

Entrevista a María Mérida.

Miércoles, 4 de abril de 2007
Misael Jordán y Manuel Abrante
Publicado en el n.º 151

María Mérida ha sido considerada la Embajadora de la Canción Canaria, no sólo por ser la primera figura de nuestra música, sino más bien por la fuerza de su interpretación y su espléndida voz que durante muchos años calmó la sed de canariedad de muchos de nuestros emigrantes por todo el mundo. Ella dice que nuestras canciones se prestan para cantarlas con el alma y el corazón y eso a ella le sobra. Su extraordinaria espiritualidad personal ilumina a todos los que hemos compartido con ella algún momento de nuestras vidas, y en este caso BienMeSabe.org lo quiere compartir con ustedes.

Una actuación reciente de María Mérida en La Aldea de San Nicolás.

 
 
María, ¿qué recuerdos guardas de tu isla natal?

Yo nací, como sabes, en El Hierro, pero a los cinco años me vine para Santa Cruz. Viví en varias calles de la ciudad, primero en Santo Domingo. Allí puso mi padre una pensión porque había muchos herreños aquí, y después pasé precisamente a la calle de La Noria. En ella también mi padre abrió una cafetería en El Puerto, en el Muelle Grande, que lo estaban haciendo… Pero le fue muy mal, porque entró con otro socio y...

Después ya me fui a la calle de La Rosa, me casé y nació mi primer hijo...


¿Por qué te decían la niña morenita del Charquete?

Era o soy morena como mi padre. Él tenía una casa en esa zona del Tamaduste, y hoy en día es la calle que lleva mi nombre en mi isla querida. Allí ya oía desde la cuna cantar a mi padre folías y puntos cubanos que había aprendido en Cuba, donde estuvo 15 años trabajando. ¡Cantaba muy bien! También recuerdo una señora que cogía los niños y nos enseñaba algunas canciones infantiles de las que se cantaban antes.


¿Y cómo fueron tus inicios musicales ya en Tenerife?

Yo ya cantaba en Coros y Danzas con 12 años. Había ganado un concurso de folías en el Parque Recreativo y en el Teatro Royal. Cantaba también en Radio Club, acompañada por el Maestro Estanis. Luego con Coros y Danzas de Santa Cruz fui dos veces a Madrid y actuamos, entre otros lugares, en el teatro María Guerrero. Cantábamos con grupos de otras regiones. Y quiero decir una cosa. Yo no hice nada malo porque en aquella época era una cosa precios, que no nos pagaban nada, lo hacíamos todo por amor al arte. Y yo me sentía feliz cantando llevando el traje de La Gomera, que no tenía nada que ver con el que se lleva ahora. Era una preciosidad. Con ellos fui a América -el viaje duró un mes desde Galicia-, y allí ensayábamos y nos visitaba Mario Moreno Cantinflas que viajaba en primera; nosotros íbamos en segunda.


María Mérida entrevistada por Manuel Abrante.
María Mérida en un momento de la entrevista.

 
Afincada ya en Madrid por motivos profesionales y familiares, tuviste una época gloriosa en Radio Nacional, en la que el conocido Boby Deglané te llamaba La Reina de la Canción Canaria.

Sí, también trabajé en Radio Madrid y Radio Intercontinental. En Radio Nacional entré en el año 47 y formé el grupo Los Guanches, donde estuve siete años. El grupo estaba formado por Leocadio Machado, que luego se quedó en Radio Nacional y llegó a ser un gran Jefe. Estaba Ramallo, que precisamente era de Los Realejos; estaba un bajo muy bueno de Las Palmas, Gonzalo, que murió en Madrid y ha sido uno de los mejores bajos que ha tenido Gran Canaria. El cuarto era Sureda, padrino de un hijo mío que acaba de morir hace poco. Guillermo Sureda, el gran pintor y su familia eran para nosotros como hermanos; íbamos a Madrid y yo era el ruiseñor de ellos, les alegraba la vida.

Estaba también mucho con nosotros el famoso pintor chicharrero Ríos, una persona maravillosa. Que, por cierto, yendo en un barco para allá me pintó un retrato y lo llevaba envuelto, pero desapareció en el mismo barco.

Nos reuníamos con Ríos, con Palenzuela, con todos los canarios amigos míos que fundamos el Hogar Canario de Madrid.


Entonces, esa etiqueta de Embajadora de nuestra música está más que justificada...

Nosotros nos reuníamos en mi casa, mi madre cocinaba algunas cositas (unas tortillitas…) y nos echábamos con una manta en el suelo, en el campo. Y allí nos reuníamos los canarios, sobre todo Pancho Guerra, que era como mi hermano, por eso yo grabé con él sus canciones “Somos Costeros” y “Mi barquito velero”. Él estaba a mi ladito, fue quien me enseñó sus canciones y esas canciones. Iba a mi casa de Tetuán. Yo tenía una amistad enorme con Pancho Guerra, con su hermano, el Doctor, con sus sobrinos... Y cuando murió, por desgracia yo no estaba aquí, estaba en Alemania, y eso fue una pena enorme que a mí me quedó.

Igualmente, estando en Alemania formé un grupo canario y fundamos la Casa Canaria de Stuggart.


La joven María Mérida junto a Néstor Álamo.


 
Para usted tiene que ser un orgullo haber sido la primera mujer que grabó la música canaria...

Sí, me siento muy orgullosa y me da mucha alegría. Yo nunca he politizado la Canción Canaria. Me han llamado de todos los sitios, pero yo respeto mis principios. Y recuerdo una anécdota, en la época de la UCD, que me llamaron para cantar y fui a cantar a Lanzarote. Después de cantar llegó un señor y me dijo: Doña María, yo nunca pensé que usted fuera a cantar en un acto político. Y yo le dije: Mira, es la primera vez que lo hago y la última y así fue.


Pero, en realidad, no tiene por qué existir ese vínculo con la política, porque usted es una artista y como tal va donde la llaman, si le parece oportuno...

Sí, pero fue una promesa que le hice a ese chico y le dije: La primera vez que me oyes cantar y la última, ya no me vas a oír más. Y nunca más he cantado en ningún lugar político.


María Mérida hace unas décadas.Sabemos de sus estudios musicales de piano, solfeo, canto..., pero ¿qué significó para usted Lola Rodríguez de Aragón?

Fue mi profesora de canto, estuve con ella estudiando cinco años en el Conservatorio, estudié con todas las grandes de la época: Pilar Lorengar... Lola Rodríguez de Aragón fue la que dijo que tenía que escoger entre lo canario y..., porque ella me oía por la noche en la Radio, impostando la voz. Yo le dije: Maestra, me quedo con lo que hago, con lo que quiero.


¿Y qué tal la experiencia con José Tamayo y su Antología?

Eso fue precioso. A mí me llamó el Doctor Coello (una persona maravillosa y es, además, el hermano de mi amiga Isabel) para que hiciera la parte canaria de la Antología y se estrenó en el 88. Estuve con él nueve años. Así que fue el que me llevó a los cinco continentes, aunque yo ya había estado en tres o cuatro, pero me faltaba Asia. Recuerdo cantar el pasodoble “Islas Canarias” en China para ciento ochenta millones de personas y en Sydney, adonde llegaron unos canarios que habían cruzado Australia, desde Adelaida, para verme y oír nuestra música.


A veces su faceta como compositora, lamentablemente, ha quedado relegada a un segundo plano.

Es que cuando empecé no había nada. No existían canciones canarias, excepto cuatro o cinco que se conocieran, entonces yo le escribía una a cada una de las islas y ahí empezó mi faceta como compositora. Las grababa y el que me las pasaba a papel era un gran compositor de Madrid, una eminencia.


Háblenos del famoso tema “Palmero, sube a La Palma”.

Lo que yo hice fue un arreglo porque este tema es típico. A mí me enseñó la isa un palmero y luego le puse los estribillos. Yo la cantaba diferente, yo cantaba y decía: la que tiende su manto, bajo la ermita. Luego ya empezaron a cambiar la letra, igual que el pasodoble Islas Canarias, porque yo canto el auténtico, el de las dos partes (la segunda es preciosa, por cierto).


¿Y qué tal su nueva experiencia docente, enseñando toda su sabiduría musical?

Esto ha sido una cosa muy bonita que ya me lo habían ofrecido hace dos años, pero yo no podía porque tenía que cuidar a mi hermana. Un amigo mío que está en la Caja me lo volvió a decir y le dije que sí, que lo iba a hacer y ha sido una experiencia maravillosa, porque he conocido a la gente de cerca, la he palpado y me han cogido, me han abrazado y eso es muy bonito.

Les estoy enseñando a poner la voz, para que no se cansen, dónde tienen que respirar, dónde y cómo tienen que sentarse para que la espina dorsal descanse. Da gusto cuando la gente te dice que van a la playa y se ponen a hacer los ejercicios de respiración que yo les mando, y se sienten muy bien caminando y respirando.


La expresiva María Mérida en una actuación reciente en La Aldea de San Nicolás.
María Mérida en una actuación reciente en La Aldea de San Nicolás.

 
Son muchas las condecoraciones y los reconocimientos que ha tenido a lo largo de su dilatada y brillante trayectoria. ¿Cuál le llena más de orgullo?

A todas les doy el mismo mérito. Tal vez una pequeñita de los Donantes de Órganos de Riñón me llena tanto como otras porque he colaborado, he grabado o cantado para ellos. Todas tienen un mérito tremendo. Claro que el Premio Canarias nunca lo esperé porque pensaba que ya estaba mayor. Me decía que a mí no me lo daban y fue luego cuando me llamó el que estaba de Presidente entonces, Román Rodríguez, y me dice: María, te llamo porque te han concedido el Premio Canarias y no me lo creía.


De alguna manera, el Premio Canarias es el más importante, porque con él todos los canarios y todas las canarias te devolvemos todo lo que usted nos ha regalado durante tanto tiempo.

Sí, quizás por eso, pero sabes una cosa, también me hizo mucha ilusión el Garoé de mi isla de El Hierro, y cuando me pusieron la primera calle en esa mi isla. También me han hecho Hija Predilecta. Estoy muy contenta con mi isla porque tengo todos los premios de allí y se han portado muy bien conmigo. Con Gran Canaria también porque me han hecho Hija Adoptiva, aunque primero fui Hija Adoptiva de Las Palmas de Gran Canaria. También tengo una placita muy bonita en Las Canteras.

También Tenerife me ha dado la Violeta del Teide que concede el Cabildo de Tenerife. Tengo dos calles, una pequeñita en Santa Cruz, aquí en El Toscal, en el barrio donde yo me casé y donde nació mi hijo; y otra preciosa en Güímar, entre Los Sabandeños y Nanino Díaz Cutillas, así que no puedo estar mejor guardada. También hay otra calle con mi nombre en Lanzarote, al lado de la de Néstor Álamo. Y tengo muchos premios de otros países como Cuba, Venezuela... Pero lo que yo prefiero es lo que he hecho ahora, que es palpar a mi gente, tenerla cerca y estar convencida de que me quieren.

 
 
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