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Viernes, 30 de Octubre de 2009
Antonio Henríquez Jiménez
Publicado en el número 285
El carácter franco y abierto de Miguel Sarmiento queda patente en el modo de expresar sus opiniones con respecto al pintor. Sus amigos Agustín Millares Carlo, o Rafael Romero, comentaban su risa estruendosa y desinhibida. Recuerdo al lector que Miguel Sarmiento, además de finísimo escritor y crítico, era también un excelente dibujante. En la prensa de la época se pueden ver sus ilustraciones y retratos.
El rescate de hoy es otro texto de Miguel Sarmiento Salom, de 1905, sobre el pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso.
Se publicó el artículo en la revista El Museo Canario, pero es muy probable que el escrito viera la luz anteriormente en algún periódico catalán o mallorquín. En la revista de la institución grancanaria aparecía el nombre de Miguel Sarmiento como colaborador, o como redactor, sobre todo cuando su hermano mayor, Arturo Sarmiento Salom, la dirigía. Estamos hablando de los dos últimos años del siglo XIX y de los años 1900, 1904 y 1905. Hay momentos en que aparece su nombre como redactor, pero no hay textos suyos en la revista. Todo lo que publica en 1904 y en 1905 es de tema mallorquín o catalán, sobre arte y literatura.
En este texto aparece el tema del “desdibujo” en Picasso, tan citado en la crítica contemporánea. Dice Sarmiento que la “acritud” y el “desdibujo” son las dos negatividades de Picasso. A pesar de ello, la impresión en el observador de su pintura es “muy penetrante”.
Unos años antes, decía casi lo mismo Miguel de Unamuno en carta a su amigo Bernardo G. de Candamo, de 23 de marzo de 1901: “No conocía a ese Picasso, que me agrada mucho, si no notase cierta afectación en desdibujar. En esto soy de un criterio acaso estrecho; de la escuela de Kaulbach y de Flaxman, de burilar los perfiles”. Hoy nos dice el hijo de Candamo que su abuelo, Ladislao González de Candamo, “aconsejó destruir el retrato al carboncillo que el adolescente Picasso había regalado a su coetáneo amigo Bernardo G. de Candamo, por considerarlo una efigie paupérrima y arbitraria, indefinida en los vigorosos sueltos chafarrinones de carboncillo, aplicados con displicencia para el entendimiento burgués.”1 Picasso coincide con Bernardo G. de Candamo en la revista Arte Joven, que se editaba en Madrid (5 números entre marzo y junio de 1901). El pintor malagueño ejercía de director artístico de la revista, propiedad del escritor e industrial barcelonés Francisco de Asís Soler, que aparecía como director literario.
El carácter franco y abierto de Miguel Sarmiento queda patente en el modo de expresar sus opiniones con respecto al pintor. Sus amigos Agustín Millares Carlo, o Rafael Romero, comentaban su risa estruendosa y desinhibida. Recuerdo al lector que Miguel Sarmiento, además de finísimo escritor y crítico, era también un excelente dibujante. En la prensa de la época se pueden ver sus ilustraciones y retratos. Uno de sus mejores amigos fue quizás el escritor y pintor Santiago Rusiñol, del cual escribió en varias ocasiones y de quien tradujo algunos escritos. En el texto que presento, se pueden ver citados otros artistas del entorno catalán, como Riquer, Llaverias, Nonell Monturiol, Galofre, García Ramos, y Agrasol. Y, ¿cómo no?, también se nombra el Salón Parés de Barcelona, visita casi obligada los días festivos por los barceloneses después de salir de misa. Allí llegaría algunos años después nuestro pintor Néstor. De Picasso y del ambiente entre pintores en Barcelona da Sarmiento en este artículo detalles curiosos.
En todos sus escritos, tanto de obra de creación como en las reseñas de libros o de exposiciones, Sarmiento pone siempre algo de sí mismo. Nunca es aséptico con lo que trata. Aquí lo vemos acudiendo a su experiencia personal, expresando su opinión sobre la “otra España” que los artistas deben presentar, poniendo como ejemplo el trabajo de Cecilia Bölh de Faber y de Gustavo Adolfo Bécquer. Resalta en Picasso su fidelidad “a sus propias impresiones”, y parece que le invita a alejarse de la representación de la “España negra” que quieren los extranjeros. En el intento del descontento Picasso por “dar con la expresión ingenua de la realidad”, le censura Sarmiento “la rigidez y la actitud del estilo egipcio” que da a sus figuras.
Y no me digan que no existe voluntad de estilo en este texto que no tenía por qué ser literario. Nótese, por ejemplo, la sutil sinestesia que es todo el escrito, al mezclar lo visual con lo auditivo: pintura, música, lectura.
Miguel Sarmiento Salom, hasta enero de 1900, firmaba como Miguel C. Sarmiento (Miguel Casiano Sarmiento). Comenzó a escribir para el público, al parecer, en 1895, colaborando en los periódicos en los que su hermano Arturo tenía alguna responsabilidad. El primer escrito suyo que he visto fechado en Barcelona es de noviembre de 1898, cuando tenía 22 años. Había nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1876, donde fallecería en 1926.
En la época en que se escribió este artículo, posiblemente a finales de 1905, Picasso no era ningún desconocido. Ya había concluido lo que se llamará posteriormente el período azul de su obra, y comenzaba el período rosa.
PICASSO2
Es inútil buscarlos. Aquí en Barcelona no hay grupos ni “capillas” ni oratorios. Cada pintor vive aislado, cada cual trabaja fuera de toda comunión con los demás pintores. Aquí, un bohemio –la palabra sugiere ideas de arte, de compañerismo y de alegría– es algo triste, algo ridículo, puramente decorativo que choca en este aislamiento, desolador para cuantos venimos a la gran ciudad pensando en la Barcelona artista, en la Barcelona madre de todas las iniciativas juveniles. Yo voy conociendo este mundo y puedo escribir mis impresiones. Una de ellas es el aislamiento ese y, sobre todo, la indiferencia hostil, si puede decirse, con que cada artista acoge las obras de sus compañeros. “Conviene que vivamos solos”, me dicen a veces. “Somos así más amigos”. Y se equivocan.
Miguel Sarmiento.
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Las ilustraciones son del propio Miguel Sarmiento y están tomadas de la hemeroteca de El Museo Canario.
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1. En Jesús Alfonso Blázquez González.- Miguel de Unamuno y Bernardo G. de Candamo: Amistad y epistolario (1899-1936). Madrid, ediciones 98, 2007. Dentro del Prólogo de Luis G. de Candamo. La carta de Unamuno aparece en las pp. 325-326. La publicó anteriormente, con alguna variante, Laureano Robles, en su Epistolario inédito. I (1894-1914) de Miguel de Unamuno (Madrid, Espasa-Calpe, 1991, pp. 83-85).
2. El Museo Canario. Revista mensual. Año X, n.º 187, t. XVI, Enero de 1905, cuaderno 3.º, pp. 139-141. También se publicará en el periódico grancanario La Prensa, 6-IX-1906: “Crónica. Picasso”.
3. En la revista San Bernardo.
#03 Amigo Valeriano C. Labara. Entre los textos que tengo recopilados de Miguel Sarmiento no me aparece el nombre de Fco. de Asís Soler. Tengo muchos textos hasta 1912; menos de ahí en adelante. Lo siento. Un saludo, Antonio Henríquez
#02 Tiene constancia de la relación entre Sarmiento y Francisco de Asís Soler, amigo de Picasso? Gracias
#01 Mi amigo JM me comunica, entre otras cosas, que para él lo mejor del texto de Sarmiento es la idea de que \"la pintura de Picasso no es definitiva\"; y con ello, apreciaciones tan reveladoras como el descontento del espíritu o el miedo que produce su pintura. Y todo ello desde la cercanía, desde la proximidad
Gracias, JM
AH